“La injusticia, en cualquier
parte, es una amenaza a la justicia en todas partes.” Martin Luther King.
Vivimos en un mundo
interconectado, y lo que pasa en un extremo del globo terráqueo repercute, bien
sea de forma directa o indirecta, para bien o para mal, en toda la estructura
internacional. Cuando un gobierno viola los derechos humanos de sus ciudadanos;
cuando les niega el derecho a la libre expresión del pensamiento; cuando
persigue y tortura a sus detractores; cuando les niega el alimento y las
medicinas… es evidente que este gobierno es una amenaza, no solo para su propio
pueblo, sino para la humanidad.
La pseudodiplomacia del régimen
del presidente Nicolás Maduro comete un grave error si cree que denunciando la
Carta de la OEA, va a escapar de sus obligaciones para con la comunidad
internacional. Venezuela no es Cuba. El gobierno de la isla fue expulsado de la
organización en 1962 porque sus bases ideológicas eran incompatibles
con los principios del sistema interamericano. La Cuba de los años 60 era un
país poco relevante para los intereses estratégicos de los estados del
hemisferio, exceptuando Estados Unidos debido al capital estadounidense
invertido por transnacionales en territorio cubano. Se pensó entonces, que el
aislamiento de Cuba era un mecanismo idóneo para evitar que todo el continente
se “infectara con el comunismo soviético”. Con el tiempo se demostraría que
esto fue un error.
En el caso venezolano hay
muchos más intereses en juego. Se trata de un país con un potencial económico
como el de ningún otro en la región: en Venezuela yacen las reservas de petróleo
más grandes del mundo, reservas de uranio en cantidades considerables, coltán,
oro, diamantes, agua etc. Además es la
puerta de entrada a Suramérica, lo cual quiere decir que geopolíticamente su
ubicación es estratégica para el comercio, tanto a nivel caribeño, como a nivel
subregional. Se trata de una economía que ronda los 330.000 millones de dólares
según datos del Fondo Monetario Internacional. Es evidente que un país con
estas características no puede estar aislado del mundo.
Lamentablemente, aislar a
Venezuela de la comunidad internacional, es lo que pretende el gobierno.
Quienes ejecutan la política exterior venezolana creen que pueden convertir al
país en la North Corea del continente Americano. Se equivocan.
Un dato curioso es que ni
siquiera la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, con todo su talante represivo y
autoritario, consideró jamás salirse de la OEA. Guardaban las apariencias,
tanto así que hasta organizaron la X Conferencia Interamericana en la ciudad de
Caracas en el año 1954.
ES UNA DECISIÓN SOBERANA
El gobierno arguye que la salida de la OEA se trata de una decisión soberana, y que el motivo por el cual se retira a Venezuela de la organización intergubernamental, es debido a que el mismo es un organismo "injerencista". Pero ¿es esto cierto?
No. El concepto de soberanía no puede ser utilizado por ningún gobierno para dejar de cumplir con sus obligaciones internacionales. La idea que el gobierno pretende imponer sobre este concepto es muy parecida, sino identifica, a la visión que tenían gobiernos como el de Hitler, cuyos juristas apelaban a la soberanía alemana para justificar sus desmanes, argumentando que se trataba de decisiones soberanas.
Hoy en día es aceptado universalmente por las naciones civilizadas que la soberanía no es un concepto absoluto, y que cuando un Estado se obliga por un tratado, dicho Estado debe cumplir con lo pactado. De hecho se trata de un principio fundamental del derecho internacional conocido como "Pacta Sunt Servanda" que traducido del latín al castellano quiere decir (Lo pactado obliga).
De lo anterior se deduce lógicamente, que no existe ningún tipo de injerencia ni de violación a la soberanía, cuando los Estados integrantes de la OEA le exigen al gobierno venezolano que cumpla con las obligaciones que contrajo al adherirse al tratado constitutivo de la organización (Carta de la OEA), o cuando recurren a la Carta Democrática Interamericana para intentar ayudar a la solución del conflicto por el cual atraviesa el país.
ES UNA DECISIÓN SOBERANA
El gobierno arguye que la salida de la OEA se trata de una decisión soberana, y que el motivo por el cual se retira a Venezuela de la organización intergubernamental, es debido a que el mismo es un organismo "injerencista". Pero ¿es esto cierto?
No. El concepto de soberanía no puede ser utilizado por ningún gobierno para dejar de cumplir con sus obligaciones internacionales. La idea que el gobierno pretende imponer sobre este concepto es muy parecida, sino identifica, a la visión que tenían gobiernos como el de Hitler, cuyos juristas apelaban a la soberanía alemana para justificar sus desmanes, argumentando que se trataba de decisiones soberanas.
Hoy en día es aceptado universalmente por las naciones civilizadas que la soberanía no es un concepto absoluto, y que cuando un Estado se obliga por un tratado, dicho Estado debe cumplir con lo pactado. De hecho se trata de un principio fundamental del derecho internacional conocido como "Pacta Sunt Servanda" que traducido del latín al castellano quiere decir (Lo pactado obliga).
De lo anterior se deduce lógicamente, que no existe ningún tipo de injerencia ni de violación a la soberanía, cuando los Estados integrantes de la OEA le exigen al gobierno venezolano que cumpla con las obligaciones que contrajo al adherirse al tratado constitutivo de la organización (Carta de la OEA), o cuando recurren a la Carta Democrática Interamericana para intentar ayudar a la solución del conflicto por el cual atraviesa el país.
CONTINUACIÓN DE LA RUPTURA DEL HILO CONSTITUCIONAL
El retiro de la OEA atenta
contra el espíritu progresista de nuestra constitución y pone en evidencia el
talante antidemocrático de quienes gobiernan. Esta organización es una
instancia internacional que al transcurrir de los años, ha venido
posicionándose como un importante espacio para la defensa de los derechos de
los pueblos americanos. Se trata nada menos que de la más antigua organización
internacional de carácter regional. Es también un organismo que cuenta con un
sistema sumamente avanzado en materia jurídica y de DDHH. Con relación a esto
último podemos decir que la pretensión del gobierno de abandonar el histórico
espacio, constituye una violación de la Constitución Nacional en su
Art. 23 el cual le da rango constitucional y considera de aplicación preferencial a aquellos pactos, tratados o
convenios internacionales ratificados por la República en materia de derechos
humanos. Salirse de la OEA implica
también la ruptura total con el ordenamiento jurídico interamericano y el
rechazo a la supervisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Un
terrible retroceso para nuestro pueblo.
Se estaría violando también el
artículo 153 de la Constitución, el cual establece que "La República
promoverá y favorecerá la integración latinoamericana y caribeña, en aras de
avanzar hacia la creación de una comunidad de naciones...", principio
establecido también en el preámbulo de nuestro texto fundamental, lo cual hace
de la integración regional un rasgo
fundamental del espíritu de nuestro ordenamiento jurídico.
NO DEBEMOS PERMITIRLO
Los venezolanos debemos
rechazar de forma categórica, enérgica y activa, la pretensión del gobierno de
aislar al pueblo venezolano en perjuicio de sus derechos fundamentales. Solo un
gobierno irresponsable intenta escapar de sus obligaciones. La OEA es parte de
nuestra historia diplomática, hemos dado en ella grandes batallas por la
libertad, la democracia, el respeto a los derechos humanos y la integración.
En ella criticamos la
intromisión de EEUU en Guatemala en 1954 (en plena dictadura de MPJ),
promovimos la ruptura de relaciones diplomáticas con gobiernos de facto
mediante la llamada “Doctrina Betancourt”, rechazamos la invasión
norteamericana a República Dominicana en 1965, Granada en 1983 y Panamá
en 1989. Más recientemente, en 2009, el presidente Chávez y su canciller,
Nicolás Maduro, promovieron la aplicación de la Carta Democrática
Interamericana y la suspensión de Honduras de la organización, debido al golpe
de Estado llevado a cabo en ese país contra el presidente Manuel Zelaya.
Como es evidente, el anuncio de
la ministra Delcy de sacar a Venezuela de la OEA, representa un retroceso sin
precedentes para el país y los derechos de sus ciudadanos. Es una decisión contraria a nuestra tradición en materia de política exterior y representa, en ultima instancia, un entado contra el pueblo venezolano y su historia. Por eso, los venezolanos no
debemos permitirlo.