jueves, 27 de abril de 2017

Sobre la salida de Venezuela de la OEA

“La injusticia, en cualquier parte, es una amenaza a la justicia en todas partes.” Martin Luther King.

Vivimos en un mundo interconectado, y lo que pasa en un extremo del globo terráqueo repercute, bien sea de forma directa o indirecta, para bien o para mal, en toda la estructura internacional. Cuando un gobierno viola los derechos humanos de sus ciudadanos; cuando les niega el derecho a la libre expresión del pensamiento; cuando persigue y tortura a sus detractores; cuando les niega el alimento y las medicinas… es evidente que este gobierno es una amenaza, no solo para su propio pueblo, sino para la humanidad.

La pseudodiplomacia del régimen del presidente Nicolás Maduro comete un grave error si cree que denunciando la Carta de la OEA, va a escapar de sus obligaciones para con la comunidad internacional. Venezuela no es Cuba. El gobierno de la isla fue expulsado de la organización en 1962 porque sus bases ideológicas eran incompatibles con los principios del sistema interamericano. La Cuba de los años 60 era un país poco relevante para los intereses estratégicos de los estados del hemisferio, exceptuando Estados Unidos debido al capital estadounidense invertido por transnacionales en territorio cubano. Se pensó entonces, que el aislamiento de Cuba era un mecanismo idóneo para evitar que todo el continente se “infectara con el comunismo soviético”. Con el tiempo se demostraría que esto fue un error.

En el caso venezolano  hay muchos más intereses en juego. Se trata de un país con un potencial económico como el de ningún otro en la región: en Venezuela yacen las reservas de petróleo más grandes del mundo, reservas de uranio en cantidades considerables, coltán, oro, diamantes, agua etc.  Además es la puerta de entrada a Suramérica, lo cual quiere decir que geopolíticamente su ubicación es estratégica para el comercio, tanto a nivel caribeño, como a nivel subregional. Se trata de una economía que ronda los 330.000 millones de dólares según datos del Fondo Monetario Internacional. Es evidente que un país con estas características no puede estar aislado del mundo.

Lamentablemente, aislar a Venezuela de la comunidad internacional, es lo que pretende el gobierno. Quienes ejecutan la política exterior venezolana creen que pueden convertir al país en la North Corea del continente Americano. Se equivocan.

Un dato curioso es que ni siquiera la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, con todo su talante represivo y autoritario, consideró jamás salirse de la OEA. Guardaban las apariencias, tanto así que hasta organizaron la X Conferencia Interamericana en la ciudad de Caracas en el año 1954.

ES UNA DECISIÓN SOBERANA


El gobierno arguye que la salida de la OEA se trata de una decisión soberana, y que el motivo por el cual se retira a Venezuela de la organización intergubernamental, es debido a que el mismo es un organismo "injerencista". Pero ¿es esto cierto?

No. El concepto de soberanía no puede ser utilizado por ningún gobierno para dejar de cumplir con sus obligaciones internacionales. La idea que el gobierno pretende imponer sobre este concepto es muy parecida, sino identifica, a la visión que tenían gobiernos como el de Hitler, cuyos juristas apelaban a la soberanía alemana para justificar sus desmanes, argumentando que se trataba de decisiones soberanas.

Hoy en día es aceptado universalmente por las naciones civilizadas que la soberanía no es un concepto absoluto, y que cuando un Estado se obliga por un tratado, dicho Estado debe cumplir con lo pactado. De hecho se trata de un principio fundamental del derecho internacional conocido como "Pacta Sunt Servanda" que traducido del latín al castellano quiere decir (Lo pactado obliga). 

De lo anterior se deduce lógicamente, que no existe ningún tipo de injerencia ni de violación a la soberanía, cuando los Estados integrantes de la OEA le exigen al gobierno venezolano que cumpla con las obligaciones que contrajo al adherirse al tratado constitutivo de la organización (Carta de la OEA), o cuando recurren a la Carta Democrática Interamericana para intentar ayudar a la solución del conflicto por el cual atraviesa el país. 



CONTINUACIÓN DE LA RUPTURA DEL HILO CONSTITUCIONAL

El retiro de la OEA atenta contra el espíritu progresista de nuestra constitución y pone en evidencia el talante antidemocrático de quienes gobiernan. Esta organización es una instancia internacional que al transcurrir de los años, ha venido posicionándose como un importante espacio para la defensa de los derechos de los pueblos americanos. Se trata nada menos que de la más antigua organización internacional de carácter regional. Es también un organismo que cuenta con un sistema sumamente avanzado en materia jurídica y de DDHH. Con relación a esto último podemos decir que la pretensión del gobierno de abandonar el histórico espacio, constituye una  violación  de la Constitución Nacional en su Art. 23 el cual le da rango constitucional y considera de aplicación preferencial a aquellos  pactos,  tratados o convenios internacionales ratificados por la República en materia de derechos humanos.  Salirse de la OEA implica también la ruptura total con el ordenamiento jurídico interamericano y el rechazo a la supervisión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Un terrible retroceso para nuestro pueblo. 

Se estaría violando también el artículo 153 de la Constitución, el cual establece que "La República promoverá y favorecerá la integración latinoamericana y caribeña, en aras de avanzar hacia la creación de una comunidad de naciones...", principio establecido también en el preámbulo de nuestro texto fundamental, lo cual hace de la integración regional  un rasgo fundamental del espíritu de nuestro ordenamiento jurídico.

NO DEBEMOS PERMITIRLO

Los venezolanos debemos rechazar de forma categórica, enérgica y activa, la pretensión del gobierno de aislar al pueblo venezolano en perjuicio de sus derechos fundamentales. Solo un gobierno irresponsable intenta escapar de sus obligaciones. La OEA es parte de nuestra historia diplomática, hemos dado en ella grandes batallas por la libertad, la democracia, el respeto a los derechos humanos y la integración.

En ella criticamos la intromisión de EEUU en Guatemala en 1954 (en plena dictadura de MPJ), promovimos la ruptura de relaciones diplomáticas con gobiernos de facto mediante la llamada “Doctrina Betancourt”, rechazamos la invasión norteamericana a República Dominicana en 1965,  Granada en 1983 y Panamá en 1989. Más recientemente, en 2009, el presidente Chávez y su canciller, Nicolás Maduro, promovieron la aplicación de la Carta Democrática Interamericana y la suspensión de Honduras de la organización, debido al golpe de Estado llevado a cabo en ese país contra el presidente Manuel Zelaya.


Como es evidente, el anuncio de la ministra Delcy de sacar a Venezuela de la OEA, representa un retroceso sin precedentes para el país y los derechos de sus ciudadanos. Es una decisión contraria a nuestra  tradición en materia de política exterior y representa, en ultima instancia, un entado contra el pueblo venezolano y su historia. Por eso, los venezolanos no debemos permitirlo.