El gobierno de
Venezuela se ufana de la cantidad de procesos electorales que se han realizado
en el país durante los últimos 17 años y utiliza este hecho como un argumento
para afirmar que se trata del gobierno más democrático de la historia
venezolana. Por otra parte, basándose en el hecho de que el actual gobierno
hace un uso abusivo del poder, ha encarcelado a algunos dirigentes políticos y
restringe la libertad de expresión, algunos sectores de oposición han señalado
que el actual gobierno no es más que una simple dictadura de la cual hay que
salir a toda costa.
Ahora
bien, así como los procesos electorales no son exclusivos de las democracias
tal y como ha quedado demostrado históricamente, tampoco el abuso de poder es
exclusivo de las dictaduras. Existen en la actualidad una serie de regímenes
totalitarios que han adoptado características mucho más complejas y a los
cuales hay que observar con detenimiento
para poder diagnosticar de qué se tratan en realidad.
Normalmente
este tipo de regímenes le otorgan algunos niveles de libertad a la ciudadanía, toleran
la disidencia política, realizan elecciones y le permiten ciertas cuotas de
poder a la oposición, entre otras características; sin embargo, estos gobiernos
hacen uso abusivo de sus atribuciones, intentan controlar la mayoría de los
poderes públicos, compiten en elecciones con una clara ventaja a su favor,
violan los derechos humanos, el poder militar no está sujeto al cont
rol civil
etc. Son los llamados “Autoritarismos Competitivos” denominados así por los
profesores de ciencias políticas Steven Levitsky y Lucan A. Way, en su ya
famosa obra “Elecciones sin democracia El surgimiento del autoritarismo
competitivo” (Levitzky y Way 2002, 2010).
Ahora bien, el
lector se preguntará por qué no llamar a este tipo de regímenes simplemente
dictaduras. La respuesta es muy sencilla: porque no lo son. Y no lo son por lo
siguiente: una dictadura, según la RAE,
es un “Régimen político que, por la fuerza o violencia, concentra todo
el poder en una persona o en un grupo u organización y reprime los derechos
humanos y las libertades individuales” y según el Diccionario de Política “…se
refiere al ejercicio del poder estatal, caracterizado por la concentración de
facultades extraordinarias en un individuo, grupo de individuos o élite”
(Romero y Romero 2005). Como es evidente, la característica distintiva de la
dictadura es la concentración del poder absoluto en manos de un individuo o unos pocos, lo cual quiere decir que no hay
medias tintas ni oposición legal.
Las características
de los autoritarismos competitivos son las siguientes:
“…Aunque se den con regularidad elecciones sin
fraude, los funcionarios abusan constantemente de los recursos del Estado, no
ofrecen a la oposición un cubrimiento adecuado de los medios, persiguen a los
candidatos de la oposición y a sus seguidores y, en algunos casos, manipulan
los resultados de las elecciones. De igual modo, periodistas, políticos de la
oposición y otros críticos del gobierno pueden ser espiados, amenazados,
perseguidos o arrestados. También miembros de la oposición pueden ser enviados
a prisión, exilados o –con menor frecuencia– incluso asaltados, acosados o
asesinados. Regímenes caracterizados por estos abusos no pueden ser llamados
democráticos.”. (Estudios Políticos No. 24. Medellín, enero-junio 2004).
Otra razón por
la que no debemos llamar a estos regímenes “dictaduras” es porque caer en ese
error nos lleva a limitar las formas de lucha política de la oposición. Es casi
imposible que un pueblo se libere de una dictadura mediante un proceso de
elecciones o referéndum revocatorio; las dictaduras se derrocan, normalmente de
forma violenta y con el apoyo de los militares. En cambio, a este tipo de gobiernos
se les puede forzar a abandonar el poder mediante mecanismos constitucionales,
como elecciones populares. También se les puede presionar mediante el poder legislativo
y el judicial o por los medios de comunicación.
Habiendo
entendido lo anterior no cabe duda de que en Venezuela existe en este momento
un régimen híbrido que encuadra perfectamente con la definición de
Autoritarismo Competitivo. Es obvio que por tratarse de un país latinoamericano
éste régimen tiene sus particularidades, algunas de las cuales son las
siguientes: por una parte, hay elecciones periódicamente, se permite la
disidencia política, hay diversidad de partidos, el gobierno no tiene control
absoluto sobre todos los poderes públicos ni sobre todos los medios de comunicación
etc. Mientras que por otra parte hay un pretorianismo latente, caudillismo,
personalismo, totalitarismo, ventajismo electoral, censura mediática y violación
de los derechos humanos y de los derechos fundamentales, entre otras
aberraciones.
Como es
evidente, en Venezuela no hay democracia, pero tampoco nos enfrentamos auna simple dictadura.