domingo, 24 de julio de 2016

Venezuela: país de prisioneros

Es una paradoja celebrar el natalicio de uno de los más grandes libertadores de América en un país cuyo gobierno mantiene cautivo a su propio pueblo. Pero ¿es la libertad el centro del debate? sin duda alguna lo es. Hoy, a 233 años de aquel nacimiento, los venezolanos estamos sometidos por las cadenas de la corrupción institucionalizada; oprimidos por el hambre, la delincuencia, la persecución política, la censura,  y la hipocresía de aquellos que en nombre de Bolívar cometen los más grandes delitos contra la patria. El nuestro es un país en el que los jóvenes no pueden soñar con un futuro; donde el esfuerzo personal no tiene recompensa más allá del amiguismo; donde las madres tienen que elegir entre comer ellas o darle de comer a sus hijos. En fin, no somos más que hombres y mujeres  cautivos en la cuna de la libertad.

Existe también otra paradoja: el venezolano es un pueblo pobre que vive en un país rico. Así pues, unidos en santa alianza el hambre y el cautiverio son los aliados predilectos de quienes nos oprimen.

Pero algo debe tener la libertad que hay quienes están dispuestos a morir por ellá. 

Hugh Thomas escribía en 1977, en la introducción a la obra, "Venezuela Política y Petróleo", del gran Rómulo Betancourt,  lo siguiente: ¿qué hombre con espíritu no habría preferido, en cualquier época de la historia, tener libertad con pobreza antes que ser un prisionero rico?" la respuesta, al igual que el porqué de todo esto, es obvia: la libertad es el bien más preciado que podemos tener los seres humanos.

La pregunta final es entonces: ¿Quién está dispuesto a luchar por ella?