lunes, 12 de septiembre de 2016

El derrumbe de la república milico-populista


Desde la llegada al poder del teniente coronel Hugo Chávez Frías en el año 1999,  Venezuela se ha ido convirtiendo paulatinamente en un país controlado casi en su totalidad, y en detrimento de las grandes mayorías civiles, en una república pretoriana en la que los militares imponen su voluntad con mucha facilidad. En el marco de un discurso populista se comenzó a hablar sin tapujos de “unión cívico-militar”, pero la verdad es que lo que se construyo fue el camino hacia un régimen militarista con cierto apoyo civil. Un régimen que, al contrario de lo que la mayoría pudiera pensar, no está a cargo de Nicolás Maduro, sino de un conjunto de actores, en su mayoría militares, a los cuales llamaremos en este artículo “La Junta Antipatriótica”.

                Donde quiera que uno mire se encuentra con un militar al mando de una institución pública. Basta fijarse solo en los gobernadores de estado - en su mayoría militantes del PSUV - para darse cuenta del alto grado de exclusión que sufren los civiles a la hora de formar parte de la toma de decisiones, y esto es así sin importar si se es afecto al gobierno u opositor, pues la militancia civil del chavismo ha sido, como es evidente, excluida también de la toma de decisiones.

                Por si fuese poco, son los militares los encargados de distribuir los pocos alimentos y medicinas que llegan a los hogares de las familias pobres de Venezuela, tal y como quedó plasmado en el decreto Nº 11 dictado en el marco de la “emergencia económica” y en cuyo primer artículo se puede leer lo siguiente:

“La unión cívico militar implica el aprovechamiento de la capacidad operativa de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en todo el territorio del país, su organización y disciplina, en actividades y tareas de apoyo al abastecimiento nacional de productos estratégicos para la garantía de los derechos a la alimentación y la salud de los venezolanos y las venezolanas, así como la protección y resguardo de los bienes y servicios afectos a dichas actividades, en aplicación del principio de corresponsabilidad en la defensa de la seguridad de la nación fundamentada en el desarrollo nacional integral, en el cual la Fuerza Armada Nacional Bolivariana debe participar activamente.”

También tienen los militares participación privilegiada en la explotación de los recursos mineros, petrolíferos y gasíferos de la república, sin mencionar que son los militares los dueños de las armas y demás artefactos coercitivos del Estado venezolano.

Es importante tener claro todo este panorama para poder entender la complejidad de la actual situación política por la que atraviesa el país. Nos encontramos en una situación en la que cualquier paso en falso podría resultar desastroso.

Aquellos militares que han abandonado el cauce institucional para incursionar en la rebatiña de Venezuela no entregaran tan fácilmente aquello que han conseguido en estos últimos 17 años de república milico-populista, es por ello que la presión pacifica en la calle y la denuncia constante de las transgresiones constitucionales cometidas por el gobierno, es tan importante en este momento.

El escenario ha venido cambiando paulatinamente. El juego ahora favorece a las grandes mayorías en Venezuela, pues la base popular con la que contaba La Junta Antipatriótica  se ha ido socavando. El pueblo ha ido despertando poco a poco de la larga siesta ideológica inducida por la propaganda del régimen, y a este despertar popular le temen los hacedores de miserias, los hambreadores del pueblo.

En este escenario una cosa esta clara: el fin de la república milico-populista esta cerca. El pueblo ya no apoya a sus verdugos. Es cuestión de tiempo para que los venezolanos  vuelvan a abrir las puertas hacia el camino de la prosperidad y la verdadera construcción de esa unión cívico-militar a la cual hacía referencia Rómulo Betancourt, en la que la Fuerza Armada Nacional se encuentra verdaderamente al servicio del pueblo y subordinada como es debido a la institucionalidad civil de la República.


A aquellos militares civilistas, institucionales y profesionales, mi saludo y el respeto de todo el pueblo, pues ustedes también son parte fundamental en la reconstrucción de Venezuela